Si te he ofendido, lo siento. Lo siento mucho. Mucho, mucho,
mucho. Muchisísimo. El superlativo ortográficamente incorrecto no alcanza a
expresar el nivel de mi arrepentimiento.
Puede que tengamos ideas distintas. Si este fuese el caso,
quiero dejar claro que respeto todas las opiniones, incluso las que son una
autentica y apestosa mierda.
Tengo muchos amigos gitanos, negros, sudamericanos y un par
de peruanas de esas que parecen chinas, por lo que también puedo incluir a los
asiáticos. Si crees que alguno de mis comentarios es racista o xenófobo, debes
saber, en primer lugar, que siento el máximo respeto por esas y otras especies
subhumanas que infestan el planeta y, en segundo, que para mí, xenófobo es el
bicho raro de las dos bocas que sale en Alien.
Si crees que alguno de mis comentarios es machista,
seguramente seas una mujer, porque un hombre, intelectualmente superior, no
habría caído es semejante equívoco. Y si crees que es homófobo, debes saber que
siento el máximo respeto por los maricones, maricas, sarasas, julandrones,
muerdealmohadas, abrehuecos, afeminados, gays, bujarrones, palomos, desviados,
aceraenfrentes y aceitosos. Les agradezco, ante todo, su contribución a la
riqueza léxica del idioma. Y antes de tildarme de machista, no me olvido de las
lesbianas; aunque este caso, dado que todas las mujeres son un poco bolleras,
no me parece digno de una atención especial.
Si aun así sigues ofendido, soy consciente de que todo el
mundo comete errores, y por ello, respeto tu derecho a estar equivocado.
Además, nunca me ha importado ofender al tipo de persona que
puede ofenderse por lo que digo.